Lunares faciales

Los lunares faciales o nevus melanocíticos son lesiones pigmentadas -habitualmente adquiridas-, que se ubican en las zonas de mayor fotoexposición como la cara, el cuello y las manos.

Son acúmulos de melanocitos (las células que dan el color a la piel) que se ubican a distintos niveles de profundidad en la epidermis o dermis.

Si bien el potencial de transformación en cáncer de piel es bajo, requieren de control médico anual.

Son más frecuentes en pieles más claras (fototipo 1-3 de Fitzpatrick).

Un melanoma puede aparecer desde un lunar o de novo, es decir, desde lo que parece ser piel sana. Para que un lunar se transforme en cáncer pueden pasar muchos años y en ese período irá adquiriendo rasgos de atipía que lo irán haciendo cada vez más sospechoso.

Los criterios que deben alertar sobre un lunar se conocen como “ABCDE”:

1. Asimetría: el lunar no se ve redondo, sino que tiene una forma difícil de clasificar “como una isla en un mapa”.
2. Bordes irregulares: si los bordes del lunar en vez de ser lisos tienen múltiples entradas y salidas lo hacen sospechoso.
3. Color: heterocromía significa que en un mismo lunar coexisten múltiples tonos de color café a negro.
4. Diámetro: a mayor diámetro de un lunar, mayor es su posibilidad de ser canceroso, por ejemplo, mayor a 6 milímetros.
5. Evolución: si un lunar súbitamente empieza a crecer, picar (purito) o se ulcera debe motivar una consulta pronta.

Si usted presenta lunares faciales o nevus melanocítico con una o más de estas características es prudente que consulte con su dermatólogo o cirujano plástico.

Es un tema de salud pero también estético

Un nevus puede ser objeto de discomfort psicológico por motivos estéticos. Éste justifica decidir en conjunto con su cirujano plástico acreditado la mejor alternativa de tratamiento. Existen variadas opciones dependiendo de la ubicación y tamaño:

1. Shaving
2. Resección quirúrgica por parcialidades.
3. Resección quirúrgica completa.