A medida que envejecemos, los tejidos que sujetan el contenido adiposo que rodea al globo ocular dentro de la órbita se relajan y la piel se estira. Esto se manifiesta como las conocidas “bolsas” en la cara interna y como un verdadero “capuchón de piel” en la cara externa del párpado superior.
Dan un aspecto cansado a la mirada. A muchos pacientes les preguntan repetidamente si durmieron mal la noche anterior siendo que durmieron bien.