La lipodistrofia es el acúmulo localizado de grasa en el abdomen, por una predisposición genética. En el caso de los hombres, hay que distinguir dos tipos de grasa:
1. Grasa visceral
Se encuentra dentro del abdomen -entre los órganos internos-, cumple una función metabólica y se asocia a la resistencia a la insulina y desarrollo de diabetes. Corresponde a la denominada “ponchera”. No es susceptible de ser retirada mediante liposucción, sino que disminuye al bajar de peso con dieta o cirugía bariátrica.
2. Grasa subcutánea
Esta grasa corresponde realmente al “rollito” que uno puede pellizcar entre los dedos, se encuentra bajo la piel, pero sobre la pared muscular. Su impacto metabólico es menor y puede ser liposuccionada.
Como cirujano plástico certificado es común ver hombres que -pese a haber bajado de peso con dieta y ejercicio físico regular-, no logran eliminar esos molestos “rollitos”.
La forma más efectiva de removerlos es a través de lipoaspiración o liposucción.
Al comienzo, se infiltra una solución vasoconstrictora en los tejidos lo que disminuye el sangrado en la operación. Mediante incisiones de pocos milímetros y usando un sistema de cánulas conectadas a un motor de aspiración, se extraen mecánicamente las células adiposas.